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En cuanto a Simey hijo de Gera, el benjaminita de Bajurín, aunque me lanzó una terrible maldición cuando yo iba rumbo a Majanayin,(A) también fue al Jordán a recibirme. Ahí le prometí, delante del Señor, que mi espada(B) no lo mataría. Pero ahora él está en tus manos, y tú sabrás lo que debes hacer. Aunque ya está viejo, haz que baje al sepulcro bañado en su propia sangre.»

Muerte de David(C)

10 Y David cayó en el sueño eterno, como sus padres, y fue sepultado en su ciudad.

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